La Fórmula 1 se ha quedado sin pioneros. Robert Manzon, el último piloto que quedaba vivo del campeonato del mundo de 1950, ha muerto este lunes en su domicilio de Cassis, en la Costa Azul francesa, a la edad de 97 años.
Manzon debutó en el Gran Premio de Mónaco de 1950 y compitió con algunos pilotos míticos de la época como Ascari, Fangio, Farina, Trintignant y Froilán González. Participó en 29 Grandes Premios con los equipos Simca-Gordini y Ferrari y se retiró en 1956, con 39 años.
Sus mejores resultados fueron dos terceros puestos en el Gran Premio de Bélgica de 1952, con el equipo Gordini, y en el Gran Premio de Francia de 1954, al volante de un Ferrari 625. Su mejor clasificación en el Mundial fue el sexto puesto conseguido en 1952.
"Cuando tenía siete u ocho años" le enseñaron a conducir "los taxistas de Marsella, en sus Citroën B12 cubiertos" y cuando tenía 10 ya montaba y desmontaba motores en el taller de su padre y hermanos. "¡Aquel garaje era mi ilusión! Prefería quedarme trabajando con los mecánicos antes que irme a jugar". Le mecánica era su gran pasión y fue lo que le llevó a la competición.
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